Koolhaas junto con otros arquitectos y un equipo multidisciplinario fundó la Office for Metropolitan Architecture dedicada a la arquitectura contemporánea, al urbanismo y al análisis cultural. Y es precisamente el hacer un análisis cultural de los espacios habitables lo que da vida a la Ciudad Genérica.
Como un aeropuerto, así podría definirse las ciudades contemporáneas. Todo es efímero, el espacio sólo sirve para estar de paso, no hay historia. El pasado no importa sólo se espera lo reciente, el porvenir. No hay dependencia, no hay identidad. Los espacios se han agotado y por ello el hombre está en busca de otros que cubran sus necesidades de consumo.
Koolhaas interpreta el tiempo que les ha tocado vivir a las ciudades, tiempos modernos que en su tecnología y rapidez han hecho que muchas cosas se disuelvan. ¿Podremos sacar como habitantes ventajas de esto? ó ¿estamos destinados sólo ha cambiar vertiginosamente sin estar del todo conscientes? Estas son precisamente las cuestiones que implícitamente existen en la Ciudad Genérica, cómo estado de las ciudades modernas.
Un caso serían las ciudades norteamericanas específicamente Houston.
En una plática con sus alumnos Koolhaas declaró: “Un rasgo que encuentro asombroso de las ciudades norteamericanas, es que en un intervalo de diez años pueden cambiar radicalmente de concepto y de aspecto; cambian literalmente de la noche a la mañana, y que eso pase cada década lo encuentro absolutamente asombroso”. Y para él es asombroso si pensamos que muchos arquitectos construyen sus obras para perdurar, como un testimonio de formas y funciones de un determinado tiempo.
Houston es un claro ejemplo para analizar el impacto de la difusión de las nuevas tecnologías y cómo ejercen sobre las ciudades. Houston se encuentra en el país donde dichas tecnologías han alcanzado un mayor grado de implantación, testimonio de lo cual es el altísimo nivel tecnológico del que disfrutan sus empresas, sus infraestructuras y sus habitantes. Por lo tanto las tecnologías (afición al teletrabajo, las comunidades virtuales, los chats y las videoconferencias) han determinado amplias facetas de en la vida cotidiana de sus habitantes.
Además Houston ha tenido un buen desarrollo económico que se ha traducido sobre el territorio y la población (su superficie podría albergar a las ciudades de Chicago, Filadelfia, Baltimore y Detroit), además por este crecimiento la ciudad es multirracial y por lo tanto multicultural. Es una ciudad para gente que va de un lado a otro, no hay contención.
Sus habitantes han rechazado en cuatro ocasiones la posibilidad de establecer algún tipo de zoning (zonificación, la figura de planteamiento más habitual en Estados Unidos) que ordenara el crecimiento de la ciudad, sin embargo Houston no es una metrópoli caótica.
Sanford Kwinter, profesor de la Escuela de Arquitectura de la Rice University proclamaba su propio ideario: “Houston no es una ciudad real, sino más bien una confederación libre de empresas e industrias que, juntas forman una red etérea de infraestructura compartida y alianzas económicas”.
Houston tiene dos prioridades: seguir creciendo y continuar con su prosperidad económica.
Por todo esto Houston es una ciudad genérica, una apoteosis del concepto de elección múltiple, una antología de todas las opciones, opciones que sólo miran hacia adelante.
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