Visiones de la ciudad, descripciones, las experiencias de habitarla. Ella misma ha experimentado muchos cambios. A diferencia del campo ella es vertiginosa, no es una casualidad que la veamos en blanco y negro cuando fue decorada por el humo industrial, grisáceo, asfixiante. La ciudad se sumergía en su fascinación por la técnica, la eficacia, la rápida producción.
Lewis contribuye a ir constituyendo una historia urbana mostrando y narrando imágenes de contrastes (albercas frente a rascacielos, la granja y el trayecto del ferrocarril), de la polaridad que constituye a todo espacio urbano. Nos muestra cómo la ciudad es un paraíso y un infierno a la vez.
La ciudad es colosal, un imperio de convivencia y violencia, historia y ambición por el futuro, unidad y diversidad, transportes, ruido, consumismo, aspiraciones; planeación y caos peleando su lugar constantemente. Unos piensan que la ciudad sea como sea es signo de prosperidad, de modernidad, de progreso; otros piensan que la ciudad no es siempre prosperidad, que fracasa día con día.
Primero máquinas de madera, graneros, el trabajo a mano, el bordado femenino, mantener el campo con el movimiento corporal, después el humo que engañosamente era la bandera de la bonanza, la noción errónea de tenerlo todo, la pelea de todos por tenerlo todo y la creación de ciudades diversas: de los vientos, de la moda, de la tecnología, de luz, del pecado. La lista continúa…
Lewis contribuye a ir constituyendo una historia urbana mostrando y narrando imágenes de contrastes (albercas frente a rascacielos, la granja y el trayecto del ferrocarril), de la polaridad que constituye a todo espacio urbano. Nos muestra cómo la ciudad es un paraíso y un infierno a la vez.
La ciudad es colosal, un imperio de convivencia y violencia, historia y ambición por el futuro, unidad y diversidad, transportes, ruido, consumismo, aspiraciones; planeación y caos peleando su lugar constantemente. Unos piensan que la ciudad sea como sea es signo de prosperidad, de modernidad, de progreso; otros piensan que la ciudad no es siempre prosperidad, que fracasa día con día.
Primero máquinas de madera, graneros, el trabajo a mano, el bordado femenino, mantener el campo con el movimiento corporal, después el humo que engañosamente era la bandera de la bonanza, la noción errónea de tenerlo todo, la pelea de todos por tenerlo todo y la creación de ciudades diversas: de los vientos, de la moda, de la tecnología, de luz, del pecado. La lista continúa…
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