sábado, 5 de diciembre de 2009

Miwon Kwon: One Place After Another I/II

IQue el arte se sitúe y desenvuelva en múltiples lugares, no solo en galerías y museos, pretende y retoma cuestiones asociadas con el papel del arte como critica, ideología y como una posibilidad de incorporar cada vez más al público, para así replantear cuestiones de producción, representación y recepción del arte.
Las políticas de ciertos lugares, fueron traspasadas, la critica inherente a muchas obras y artistas y su efervescencia no podían quedase encerradas. Su resonancia tenía que derribar esas paredes.
Un lugar puede ser un sitio de expansión o de aislamiento, una morada o un punto de partida hacia otros territorios no sólo físicos. El espacio donde se sitúa la obra es una conquista, la posibilidad de un registro, una huella que hace cambiar por un tiempo ese lugar.
El territorio o sitio se vuelve un lugar de exploración, comunicación, inquietud, origen de opinión, extensión.
Las obras de sitio específico se volvieron lúdicas, interactivas y representan una severa crítica a las políticas de ciertos lugares y se volvieron una manera recurrente de arte público, liberado de un cubo blanco que apartaba y coartaba la comunicación, siendo una obra en muchos casos antropológica. Como Careri lo indica, estas obras saltan deliberadamente las reglas para inventar unas reglas propias y son acciones estéticas revolucionarias contra el orden social”.
Sitios como plazas y parques en donde se genera lo real, en donde transcurren las contradicciones, los anhelos, los cambios que pretenden una vida mejor, sitios de interés público, representaron los nuevos espacios expositivos.
Así el arte ya no seguiría siendo una práctica aislada, un objeto arrumbado, que se envejece con el paso del tiempo.
Con esto, hay que recordar una obra de Joseph Beuys: 7,000 robles, iniciada en la Documenta VII en el año de 1982. Esta acción tardó cinco años en terminarse (en número de árboles) pero sigue generándose en la medida en que los árboles han ido creciendo y lo siguen haciendo.
Esta obra consistía en una propuesta-programa para plantar siete mil robles en la ciudad de Kassel, Alemania. Los robles fueron colocados en distintos puntos de la ciudad acompañados y marcados por un bloque de basalto y continúan creciendo actualmente con total normalidad biológica. Siendo una necesidad de adoptar acciones determinadas en cada aquí y en cada ahora.

Este obra se ha denominado como un trabajo social del artista que involucra a una comunidad, una obra que cura el ambiente de su vacío, que remite a la naturaleza como el origen, como autogeneración, como forma diversa y mutante y como alivio ante una realidad en muchas ocasiones asfixiante. Una invitación al exterior y también una crítica al espacio interior que algunos artistas percibieron inerte para sus creaciones y que se apartaba de las necesidades del hombre. Por lo tanto esta obra también entra entre todos esos propósitos de acercar el arte a la vida.
Beuys alteró el espacio urbanístico y por medio de los bloques de basalto por lo que la pieza toma un carácter escultórico también y se dice que ellos intentan propagar la conciencia sobre la necesidad de reforestar las ciudades.
Una conciencia que se haría extensiva al museo, ya que Beuys le dio el status de obra de arte a la pala que utilizó para sembrar el primer árbol, En esto seguía la práctica de exponer como obras de arte los objetos partícipes de sus instalaciones. La pala era, como los bloques de basalto, un recordatorio de la acción ecologista.
Beuys también concibió esta obra como la primera parte de un plan de plantación que debía extenderse por todo el mundo, en una misión global destinada a modificar los efectos ambientales, a provocar el cambio social y la renovación urbana.

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